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  • Jorn Wemmenhove

El asfalto es la respuesta. Pero cuál era la pregunta?



Pedile a un chico que dibuje su visión sobre un barrio feliz y probablemente te hará sonreír.

Va a tener árboles, parques, amigos, fútbol y tal vez un sol con lentes (de sol). Un colorido y pacífico lugar para crecer, aprender, trabajar y relajarse; un lugar para ser. Preguntále a un adulto como mejorar los barrios y la mayoría responderá igual: «Asfalto». Comprobá los diferentes artículos en el diario La Capital sobre ‘mejoramiento barrial’ y verás imágenes de máquinas de asfalto cubriendo las calles con alquitrán negro-‹progreso›.  No es el camino a seguir.


La pobreza del transporte

Y el camino a seguir es muy importante. Un buen sistema de movilidad es esencial para mejorar un barrio. A veces se pasa por alto, pero un problema increíble para muchos es la llamada pobreza de transporte. Una increíble cantidad de personas tienen menos chances de trabajar y  al cuidado de la salud debido a los crecientes costos de posesión y funcionamiento de un coche, y la falta de medios de transporte alternativos. Con más puestos de trabajo desapareciendo de los barrios  a los parques industriales, la gente tiene que viajar más lejos para ir a trabajar. Especialmente para las personas que viven en barrios empobrecidos esto no sólo da lugar a largos e improductivos desplazamientos, sino que básicamente hace que sea imposible llegar a su trabajo.


La importancia de la movilidad para los niños

Un tema aún más pasado por alto es la importancia de una movilidad inclusiva para los niños. No solo para acceder a la salud, escuelas y clubes deportivos. Trabajando con jóvenes de los barrios La Lata y Moreno con El Desafío desde hace más de una década nos sorprendimos inicialmente por como unos pocos de ellos habían visto el Río Paraná o el Monumento Nacional a la Bandera.

Es clave para el desarrollo juvenil que los niños puedan explorar, que amplíen su horizonte y conozcan personas de lugares y realidades diferentes. Al reducir su mundo a cuatro cuadras limitamos considerablemente sus oportunidades para desarrollarse como buenos ciudadanos que construyen su futuro y el de Rosario.


El asfalto no es la respuesta

Además del impacto social negativo directo de nuestras «mejoras» en el vecindario -bien intencionadas-, hay otro tema que tiene un impacto social negativo indirecto. Las ciudades tienen que prepararse para el cambio climático, una seria amenaza para nuestras sociedades que simplemente no puede pasarse por alto ni ‘atarse con alambre’. Si realmente queremos mejorar nuestros barrios, tenemos que hacerlos en primer lugar resilientes. La reducción de los automóviles que utilizan combustibles fósiles y extremadamente contaminantes, la inversión en energía producida localmente y limpia, la creación de más espacios verdes que puedan retener la gran cantidad de agua que tendremos que manejar en el futuro cercano. Todavía creen que más asfalto se ajusta a esta imagen?


La creación de barrios felices, escuchar a nuestros hijos

Afortunadamente las máquinas de asfalto no son un envío del cielo y tenemos una opción. El alcalde Enrique Peñalosa de Bogotá eligió junto a los residentes locales una forma para mejorar su barrio una manera diferente. En los barrios empobrecidos ponen bicisendas en primer lugar, dando prioridad a la movilidad urbana saludable y al desarrollo. Es hora de repensar nuestro enfoque de mejoras en el vecindario. Si la idea de mejorar esos lugares que ya están atrasados es con asfalto, básicamente reforzamos el statu quo. En cambio, necesitamos las mejores soluciones para los barrios y las personas que más lo necesitan. Vamos a crear barrios felices que sean inclusivos, seguros, saludables y exitosos. Vamos a hacer en serio a Rosario ‘La mejor ciudad para vivir’ para todos. Y cuando se nos acaben las ideas, escuchemos un poco más a nuestros hijos. Las generaciones jóvenes siguen siendo de mente abierta y llenas de ideas creativas y felices!

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